Mi plan para mantener mi riqueza

Te doy la bienvenida una semana más y te agradezco que estés leyendo esto. Hoy vengo a contarte cómo planeo yo mantener mi riqueza en caso de que alguna de mis criptomonedas tenga una subida como ocurrió con Dogecoin en marzo y como ha ocurrido en varias ocasiones más con otras monedas que han tenido una subida de más del 20000%. Irónico que escriba esto hoy, que las criptos están todas en niveles bajísimos y mis inversiones acaban de bajar más de un 30%, ¿eh?

Pues soñar es gratis, sí. No te voy a negar que sé que la posibilidad de que me levante un día teniendo varios millones de euros gracias a alguna de mis criptomonedas es muy muy baja, pero no es imposible y a mí me gusta estar mentalmente preparado para todo. Ya sabes… Por si acaso. Además de que este plan sirve también para cuando alcance la libertad financiera, ya que no es cosa de conseguir el dinero, sino de no perderlo.

Sueña conmigo un momento: Me despierto mañana y veo que Safemoon (por hablar de la que más ilusionado me tiene) ha alcanzado un precio suficiente para convertirme en multimillonario; digamos que tengo 5 millones de euros. ¿Qué voy a hacer para asegurarme de que ese dinero no se pierde? ¿Lo voy a sacar todo? Te lo cuento más abajo:

En primer lugar y para responder a la segunda pregunta, te diré que no, no lo sacaría todo. Sacaría 3 de esos 5 millones y los usaría para sentar las bases de mi futura riqueza y para ayudar a mi familia:

  • Compraría mi vivienda y compraría mi Tesla Model X (si me conoces, sabes que soy muy fan de Tesla).
  • Compraría unas 4 propiedades para alquiler (cashflow).
  • Pagaría la hipoteca de mis padres y mis hermanos.
  • Me quedaría con, al menos, 60.000€ en el banco como efectivo disponible.
  • Metería lo que sobre en fondos indexados (ingresos pasivos).

Haciendo un estimado al alza, los primeros 4 puntos suman unos 1.800.000€ por lo que para los fondos indexados quedarían aproximadamente 1.200.000€ que, siguiendo la regla del 4% de la que ya hemos hablado, me proporcionaría un salario anual de 48.000€, con el cual podría vivir una vida muy muy cómoda y lujosa, teniendo en cuenta que no tendría ninguna deuda y que aún estaría en edad laboral, por lo que, muy probablemente, decida trabajar como monitor de tenis, ya que eso me hace feliz.

Las razones por las que haría estos puntos es bastante sencilla de entender:

  • Inversión en bienes raíces porque las propiedades se revalorizan con los años, además de proveerme de ingresos regulares para cubrir cualquier imprevisto y aumentar mis inversiones en mis fondos indexados y criptomonedas.
  • Quedarme con 60.000€ en dinero disponible porque empezaré a trabajar como monitor de tenis autónomo y necesito liquidez para empezar el negocio, además de que en este escenario todavía vivo en Australia y todo lo que he escrito es en España, por lo que, recién llegado despues de más de un año fuera… tengo que comer TODO.
  • Los fondos indexados porque no existe una herramienta de creación de riqueza más poderosa que el mercado bursátil. Históricamente, con sus subidas y caídas, la bolsa de valores ha sido la inversión más fructífera a largo plazo y, como ya hemos hablado anteriormente, con los fondos indexados estás bien diversificado y expuesto a muchas empresas.
  • Mi Tesla, las hipotecas de mi familia y el trabajar incluso teniendo todo lo anterior son simplemente porque eso me hará feliz, y esto se trata de ser felices, no de tener dinero. El bienestar de mi familia me trae felicidad, cumplir mi sueño de tener un Tesla me hará feliz, ayudar a gente a aprender a jugar tenis me hará feliz y, como esta cantidad de dinero me da la opción de hacer todo eso, pues lo haré todo.

Te invito a soñar despierto e imaginar tu vida en un futuro, proyectar tu éxito y trabajar duro para conseguirlo. Recuerda que si puedes soñarlo, puedes hacerlo, sólo tienes que estar decidido y comprometerte contigo mismo para lograrlo. Imagina tu casa, imagina tu coche, imagina tus vacaciones, las vistas desde tu ventana o balcón. Imagínalo todo y ve a por ello.

Hoy tocó un post algo más corto de lo normal, pero creo que es suficiente para explicar mi proceso mental con respecto al dinero a día de hoy y mis aspiraciones en un futuro.

Nos vemos la semana que viene.

¡A ser libres!

Las emociones y las inversiones

¡Hola, hola! Empezó junio y vengo a reflexionar un poco sobre la fortaleza mental necesaria para las inversiones y por qué es tan importante únicamente invertir dinero que estás dispuesto a perder. Obviamente lo voy a reflexionar en cuanto a mi situación personal en el pasado mes y medio, desde que empecé a invertir en Criptomonedas además de mis Fondos Indexados.

Llevamos ya unas cuantas semanas en lo que se denomina un «Bear market» o «mercado bajista» en el mercado de las criptomonedas. Lo cual (cito literalmente de Wikipedia) «Es la tendencia contraria a Mercado Alcista o Bull Market, en la que los precios encuentran nuevos mínimos y en un periodo mayor a dos meses los cierres a la baja predominan». Así que, como ya te imaginarás, todas mis inversiones han perdido valor en estas semanas. Estoy aproximadamente en un 65% del valor total de lo invertido ahora mismo y hoy vengo a darte mi opinión y contarte el cómo he vivido esta caída.

Pues, para no engañarte, te diré que se te encoge el estómago cuando ves que tu dinero empieza a perder valor y no para de caer. En mi caso particular, cuando empecé a ver caídas me emocioné, ya que tenía pensado invertir más de cualquier manera, por lo que seguí invirtiendo. El problema fue cuando ya había invertido todo lo que había planeado y las caídas seguían sucediéndose. Ahí fue cuando el miedo se aferró de mí y me entraron las dudas sobre si había tomado la decisión correcta o no al invertir en las monedas que había invertido o si debía haberme quedado con el dinero en cash. Esto me hizo sentirme mal durante un par de días, pero no tomé ninguna decisión. Simplemente aguanté hasta que se calmaran mis emociones para poder decidir de manera racional y no reactiva.

Retirar mi dinero para «controlar las pérdidas» habría sido un error grande, ya que confío en las monedas en que estoy invertido y en su proyecto. Si no fuese así, no habría comprometido mi dinero a este tipo de inversión en un primer lugar. Además de que el dinero que tengo invertido en esas monedas es dinero que no necesito a día de hoy, ni voy a necesitar en el futuro próximo, ya que tengo mi fondo de emergencias completo y parte de mi colchón financiero.

Ahora quizá te pase por la cabeza algo del estilo «¿Pero Edu, de verdad no te importaría perder el dinero que tienes invertido?» Y yo te contestaría que sí que me importaría y me molestaría muchísimo perder todo ese dinero, pero no caería en bancarrota ni me vería obligado a conseguir otro trabajo para poder reponerlo, ya que he invertido dinero que puedo perder sin afectar a mi estilo de vida o mi situación financiera.

También he de contarte que no sólo tuve que controlarme bastante para no vender, sino que tuve que controlarme para ¡dejar de comprar! Sí, tal y como te digo, ver que tu dinero rinde más cuando las inversiones están «baratas» es adictivo y tus emociones te pueden jugar una mala pasada aquí. Por esto es importantísimo que tengas un plan y te adhieras a él sin importar lo que pase en el mercado, siempre que lo que quieras es crear riqueza a largo plazo.

A día de hoy sigo leyendo noticias derrotistas, dando por muerto al Bitcoin y al mercado de las criptomonedas, pero también encontré noticias así en 2010, 2014 y el año pasado y las criptomonedas siempre salen hacia arriba. Yo confío en las monedas que tengo y que estoy «hodling» (término utilizado en el mundo cripto para referirse a comprar mantener las inversiones, sin venderlas), por lo que el ruido de las noticias y de las redes sociales no me afectan.

Las monedas en las que estoy invertido y que pienso que me van a ayudar a llegar a mi libertad financiera en los próximos 3-5 años son Zilliqa y Safemoon. Ambas son monedas pioneras en algo. Zilliqa es la primera en trabajar efectivamente el concepto de «Sharding» que explicaré en otra entrada, y Safemoon es la primera en utilizar los «Tokenomics» (pagar dividendos a quien posee la moneda), multiplicando así la cantidad de Safemoon que tienes en tu Wallet de manera constante y también te lo contaré en otra entrada, ya que hay bastante de qué hablar. Ambas tienen proyectos muy interesantes para el futuro próximo, por lo que creo en ellas y confío en que su valor se multiplicará.

Además, para suavizar esta locura, aproximadamente el 45% de mis inversiones está en Fondos Indexados, los cuales han subido de precio desde que compré, por lo que las pérdidas no son tantas como parecería si sólo hablamos de las criptomonedas. Esta es la gran importancia de tener un portfolio diversificado.

Con esto acabo mi experiencia personal en las últimas semanas. Espero que te sirva de algo leerme y ver que no todo es un camino de rosas para llegar a la libertad financiera. Te iré informando de mis pasos conforme los vaya dando. Nos vemos en la próxima entrada.

¡A ser libres!

Mis primeras inversiones

¡Madre mía! Cuánto tiempo sin pasar por aquí a contarte mis cosas, ¿eh? Desde enero que no escribo nada.

Te doy las gracias, de corazón, por estar en esta entrada después de tanto tiempo sin cumplir con mi compromiso de escribir semanalmente. La verdad es que vivir en Tennant Creek y mi nuevo rol como Gerente residente del motel donde trabajo (hablemos de aumentar tus ingresos, ¿no?) me han consumido mucho tanto emocionalmente como enérgicamente y no he podido empujarme a seguir leyendo y formándome para poder traer información con sentido y fundamentada. ¡Pero eso acaba hoy!

Hoy vengo a contarte sobre mis primeros pasos en la bolsa de valores. No pretendo darte consejo financiero con esta entrada, sino simplemente decirte lo que yo he valorado y las decisiones que he tomado con sus porqués.

Como te comenté en alguna entrada anterior, mis tendencias en cuanto a invertir iban inclinadas por Fondos Indexados a través de la empresa Vanguard como hacen grandes inversores y autores de libros best-seller en el mundo de la Libertad Financiera como Jim Collins o Scott Trench. El por qué de Vanguard es simple: Las comisiones son bajas y sus intereses están alineados con aquellos de sus inversores, ya que, debido a su particular forma de operar, la empresa es propiedad de los propios inversores.

Siendo fiel a todo lo leído, creé mi cuenta de Vanguard y compré mis primeras acciones de fondos indexados. Quería una cartera diversificada y simple, que tuviese que preocuparme por ella lo menos posible, así que decidí invertir en dos fondos distintos que abarcasen la mayor parte del mercado posible:

  • VAS (Vanguard Australian Shares Index Fund) que abarca las 307 compañías más fuertes de Australia.
  • VGS (Vanguard Msci Index International Shares) que abarca aproximadamente 1500 empresas de todo el mundo excluyendo Australia.

Como ves, elegí dos fondos distintos, pero que, combinados, me exponen a prácticamente todo el mercado bursátil. Ambos tienen tasas muy bajas y un ROI (recuperación de la inversión, por sus siglas en inglés) anual más que aceptable. Te dejé los enlaces en las siglas de cada uno para que puedas entrar y ver sus gráficas y su rendimiento sobre los años.

Esta es mi cartera a día de hoy en cuanto a fondos indexados se refiere. Comencé con una cantidad que, para mí, es algo alta; teniendo en cuenta que no tengo, a día de hoy, gran riqueza. Y continúo aportando semanalmente hasta llegar al punto en el que estoy ahora, donde aproximadamente el 45% de mi patrimonio neto (¡el cual ya supera las 5 cifras!) está invertido, trabajando día y noche sin descanso para hacerme más rico.

Y, recientemente, hice algo que hace un par de meses ni se me habría ocurrido, y me arrepiento de no haberlo considerado, porque las ganancias habrían sido increíbles de haberme tomado el tiempo de estudiar y comprender lo que hoy comprendo. ¡Invertí en criptomonedas! Particularmente en DOGEcoin, que es una moneda que nació como una broma en 2013 y que a principios de 2021 valía, a penas, fracciones de céntimo y hoy las he comprado a 0.32 dólares estadounidenses. Personalidades como Elon Musk la han apoyado y empresas como Newegg la aceptan como moneda de pago a día de hoy. El potencial de la moneda es tan grande como el riesgo de que colapse al estilo Gamestop. Debido a esto, mi exposición es bastante baja.

Esta inversión en DOGE la tomo como mi cartera de juego, para aprender a estudiar subidas y bajadas y para entretenerme vendiendo alto y comprando bajo (en 3 días ya gané un 20% de la inversión simplemente vendiendo cuando tuvo su pico a los 0.41USD y comprando de nuevo cuando bajó a 0.32USD), mientras que mi cartera de Vanguard es mi cartera a largo plazo en la cual no pretendo sacar los fondos hasta retirarme con la regla del 4% que comenté anteriormente en esta entrada.

Espero que te haya gustado esta entrada. Aunque ha sido más bien una puesta al día de las cosas que he estado haciendo en los últimos meses y las cosas que he aprendido. En las próximas entradas te daré más detalles de cada una de las cosas que he contado aquí para que queden más claras.

Nos vemos en la próxima.

¡A ser libres!

Disciplina, hábitos y distracciones

¡Feliz año nuevo! Quizá te hayas dado cuenta, entre todo el barullo de eventos, noticias y fiestas del pasado mes de diciembre, de que no publiqué nada durante todo el mes. Esto fue porque me fui de vacaciones a Melbourne a pasar la navidad con mi gran amigo Javi y desconecté al 100% de todo lo que venía haciendo durante los 3 meses y medio anteriores.

Ya estoy de vuelta, eso sí, y hoy vengo a hablar de algo sobre lo que he estado reflexionando bastante en las últimas semanas. Esto es, sobre la importancia de la disciplina, la creación de hábitos y el rol que juegan las distracciones en el camino hacia la libertad financiera, siempre desde mi punto de vista.

Esta reflexión viene después del mes que pasé en Melbourne, donde tengo todo lo que deseo al alcance de mi mano, en comparación con los meses que estuve en Tennant Creek, donde no hay prácticamente nada que hacer en términos de ocio. Ambos lugares tienen sus ventajas y desventajas en cuanto a la productividad.

En Tennant Creek no tengo distracciones, ya que mis actividades fuera del horario de trabajo son muy limitadas, lo cual me permite dedicar bastante tiempo a mis proyectos y a aprender conceptos nuevos; por lo cual puedo decir que en Tennant Creek me es muy fácil crear hábitos productivos, ya que no me hace falta ser muy disciplinado: En cambio en Melbourne, donde tengo muchas distracciones, me es más difícil crear esos hábitos ya que nunca fui muy disciplinado en este aspecto. ¡Todo es trabajarlo!

Todo eso está muy bien pero ¿cómo me hago más disciplinado? y ¿cómo puedo crear esos hábitos? Pues es más sencillo de lo que crees. Para crear un hábito tienes que tener un mínimo de disciplina para «obligarte» a hacer la actividad que quieres convertir en un hábito todos los días. Los hábitos tardan 21 días en crearse, por lo que tienes que tener en cuenta que tienes que hacer eso diariamente sin fallo durante 21 días seguidos, por lo cual, tienes que tener en cuenta un par de cosas básicas:

  1. Debes estar motivado/a para realizar la actividad.
  2. La actividad que quieras convertir en un hábito debe ser fácil de llevar a cabo. Debe requerir poco esfuerzo por tu parte para que, incluso cuando no tengas la motivación, puedas realizar esa actividad.
  3. Debes tener algún recordatorio de que debes realizar la actividad. La alarma en el móvil es muy útil para esto: la dejas programada y todos los días a esa hora te recordará que debes empezar con tu actividad. También puedes utilizar un hábito que ya tengas como recordatorio. Por ejemplo: lavarte los dientes, cenar, cuando vuelvas del trabajo, etc.

Te pongo un ejemplo de cómo lo hago yo. Estoy aprendiendo a meditar y quiero crear el hábito de meditar diariamente. Siguiendo las bases que te he contado más arriba, esta es la manera en la que lo estoy haciendo:

  1. Estoy motivado, ya que he aprendido que la meditación ayuda tanto con el estrés como con la concentración y la capacidad de aprender, entre otras cosas.
  2. Meditar puede parecer fácil, pero para alguien como yo, que necesita estímulos externos constantemente, es bastante complicado sentarme a meditar por 20 minutos así de golpe, por lo que descargué una app en el móvil (Atom) que me guía las meditaciones y va elevando el nivel progresivamente. El primer día fueron 2 minutos, al quinto día ya eran 6 minutos, y esos 6 minutos se sintieron más rápidos que los dos minutos del primer día. Esa cantidad de tiempo es ínfima y no cuesta nada de esfuerzo llevar la meditación a cabo.
  3. Tengo las notificaciones de la app para recordarme pero, además, utilizo un hábito que ya tengo: medito justo después de tomarme el café por la mañana (aunque últimamente lo estoy haciendo antes del café y me gusta más).

Como ves, es muy sencillo. Muchas veces queremos hacerlo todo de golpe, queremos resultados inmediatos, resultando en frustración y una falsa sensación de incapacidad de ser disciplinados cuando lo que estamos haciendo es quemarnos a nosotros mismos. ¿Nunca te ha pasado que vas al gimnasio o empiezas a hacer ejercicio después de un largo tiempo sin hacer nada y quieres empezar por donde lo dejaste? ¿Cómo termina saliendo eso? Pues ya te lo digo yo, que lo he hecho más de una y de dos veces: MAL. Al día siguiente te mueres de dolor con las agujetas o pasan dos o tres días y tienes que descansar porque tu cuerpo no da para más y ¡PAM! Rompiste el ciclo y tienes que volver a encontrar esa motivación para empezar de nuevo y no parar hasta haber completado los 21 días.

Pues eso es todo lo que tengo por hoy. Me alegra volver y dedicarle tiempo a este proyecto, aunque no me arrepiento de las vacaciones que me he pegado,¡que me lo pasé muy bien!

Nos vemos en la próxima entrada.

¡A ser libres!

Formas de aumentar tus ingresos – Ascenso

¡Hola, hola! Muchas gracias por venir otra semana más a leerme. Esta semana vengo con un autoanálisis inspirado por algo que leí en un libro y escuché en un podcast. Es curioso cómo hacemos cosas casi sin darnos cuenta y no es hasta que nos paramos a pensarlo que entendemos nuestro comportamiento.

Como ya te comenté, una de las formas de crear riqueza es aumentar nuestros ingresos, y el primer paso que debes tomar en esa dirección es intentar conseguir un ascenso en el sitio en el que pasas la mayor parte de tu tiempo: tu trabajo actual. Quizá estés pensando que no es tan fácil, que ya llevas tiempo siendo de los mejores en tu puesto y tu jefe no te lo reconoce, que has pedido subidas de sueldo o te has postulado para esa posición de supervisor/a y acabaron contratando de fuera, frustrándote mucho y hasta has pensado en irte a otro trabajo donde «sí que te reconozcan lo bien que trabajas y te asciendan a una posición de más responsabilidad y con mejor salario».

Seguro piensas que cuanto mejor hagas tu trabajo actual, más fácil será que te asciendan y quizá tengas algo de razón. Si eres un mal trabajador, no te van a ascender jamás pero, que seas el mejor en tu posición no significa que seas bueno en una posición por encima de la tuya. Son habilidades distintas y eso hay que tenerlo claro, porque puedes acabar muy frustrado/a si te matas a trabajar en tu puesto, pero no te consideran para ascensos.

Bien, en mi experiencia personal, las veces que he sido ofrecido o pedí un ascenso ha sido porque he aprendido a hacer las cosas que hacen mis supervisores y les he hecho su trabajo más fácil al entender lo que necesitan y, en consecuencia, me iban dando más responsabilidades y mis compañeros entendían que yo era la persona a la que podían acudir, si tenían alguna pregunta, en lugar de ir directamente al supervisor o director. Esto fue lo que hizo que mis jefes, cuando pensaran en ascender a alguien, mi nombre saliese de los primeros. Y no, no era de los mejores trabajadores. Tampoco era de los peores, sino un trabajador en el que se puede confiar y que hace las cosas fácil para las personas en cargos superiores.

Mi conclusión es: Si buscas mejorar tu posición en la empresa en la que trabajas, debes aprender a hacer lo que hacen los que están por encima de ti y demostrar que sabes hacerlo bien. Esto puede ser obteniendo cualificaciones extra, ya sean cursos online, presenciales o a través de los programas que tenga tu empresa.

La mejor manera de llevar este plan a cabo es a medio-largo plazo, no esperes un ascenso en un mes. Sigue estos puntos y tendrás el éxito casi asegurado:

  • Pídele a tu jefe una reunión y, en esa reunión, dile que quieres progresar en la empresa y que buscas un aumento de sueldo o un ascenso y que quieres saber qué espera él de ti para llegar a ese punto. Esto eliminará el factor sorpresa cuando, finalmente, pidas el aumento de sueldo o ascenso. A nadie le gusta estar en una posición en que no esperaba estar.
  • Toma apuntes sobre lo que te diga tu jefe durante la reunión. Así no olvidarás nada y tu jefe verá que realmente tienes la intención de conseguirlo.
  • Al acabar esa reunión pídele otra reunión 3 meses más adelante para evaluar tu progreso y que te diga si vas bien o tienes que mejorar en otras áreas. De esta manera lo pondrá en su calendario y, llegado el momento, tendrás asegurada esa reunión.
  • En la reunión de los 3 meses tienes que llevar una lista de los puntos a tratar y plantear tus dudas. Haz preguntas específicas en las que no haya confusión. «Me pediste que mejorase en X aspecto, ¿cómo me ves a día de hoy?». Toma apuntes del feedback que te sea dado y aplícalo en tu día a día y pide la última reunión en otros 3 meses (o el tiempo que creas necesario para cumplir con todo lo que te haya dicho).
  • En esta última reunión deberás haber cumplido con todo o con la mayor parte de los requisitos que te haya dado tu jefe en la primera reunión. Expón tus resultados y demuestra que has cumplido con tu parte. Ahora es el turno de tu jefe de volver a darte feedback y, si has conseguido lo que te pidió, cumplir con lo que te dijo en la primera reunión.

Quizá en ese momento no te puedan ascender porque no tengan posiciones o quizá porque han llegado ya a su presupuesto para ese periodo, pero puedes concretar una fecha aproximada para ese ascenso o subida de sueldo en los meses siguientes. Ten en cuenta que tu jefe quizá no quiera darte el ascenso igualmente. Eso sería un buen indicador de que deberías buscar otro puesto de trabajo fuera de tu empresa actual, porque si tu empresa no valora y recompensa tu esfuerzo por mejorar y aportar más en tu trabajo, no es el sitio donde te interesa estar. Además, en este punto estarías buscando un puesto de trabajo con tus nuevas habilidades, no con las anteriores, por lo que no has perdido el tiempo. Recuerda que invertir en ti mismo es lo mejor que puedes hacer. Tú eres tu mejor activo.

Por esta semana ya estaría listo. Espero que te haya gustado el post y que puedas poner en marcha este proceso para aumentar tus ingresos en tu puesto de trabajo actual. Por favor, déjame saber tu opinión sobre esto o si tienes experiencias personales en este ámbito. Muchas gracias por venir una semana más a leerme. Nos vemos en la siguiente.

¡A ser libres!

Revisando mis resultados – Net Worth

¡Buenos días! Hoy no traigo información nueva, ni trucos ni nada. Hoy vengo a contarte lo que seguir los pasos que te conté en la entrada de Cómo empezar a crear riqueza (1) ha hecho por mí en estos últimos 3 meses y medio.

Pues, por si no me conoces o no has leído mi historia, te voy a contar los pasos que decidí implementar y el cambio de mentalidad que tuve que ejecutar antes de lograr aplicar esos pasos.

Yo, al igual que mucha gente, pecaba de generarme a mí mismo una «inflación de estilo de vida». Esto es aumentar gastos según aumentan mis ingresos. Lo cual puede parecer hasta lógico porque «si gano más, significa que puedo gastar más, porque hay más dinero»; pero esto, si nuestro objetivo es vivir una vida relajada y, en algún momento ser libres financieramente, ¡es un error enorme! El resultado de la «inflación de estilo de vida» es vivir de salario en salario, no lograr ahorrar lo suficiente ni para emergencias, adquirir deudas por no tener el dinero para afrontar gastos medianos (cambiar las ruedas del coche, por ejemplo), etc.

En Agosto de este 2020, después de llevar casi 6 meses en la pandemia y viviendo en otro país, habiendo llegado a tener que pedir dinero para poder venir a trabajar y con únicamente 40 dólares australianos en la cuenta, tomé la decisión de que nunca más sería pobre y que nunca más permitiría que la falta de dinero me limitase las opciones en la vida. Así que empecé a aplicar los conceptos básicos de la creación de riqueza.

Te voy a enumerar los que estoy llevando a cabo:

  • Controlar mis gastos: Creé un documento Excel en el que controlo mis ingresos (cuántas horas trabajo y cuánto cobro por día, semana y mes), controlo mis ahorros (cuánto mando a mi cuenta de ahorros y cuánto cash me queda mensual para gastar) y controlo los gastos (cuánto gasto en cada categoría, ya sea supermercado, teléfono, ocio, regalos, etc). Esto me permite saber a dónde va mi dinero y poder tomar medidas en cuanto a los gastos que no son importantes.
  • Priorizar mis gastos: En Agosto tenía muchos gastos que creía que necesitaba (portátil, móvil nuevo, altavoz y cascos bluetooth…) pero, una vez reevalué mis prioridades, lo único que compré fue el portátil (con lo que escribo el blog) y el altavoz bluetooth (un poco capricho, pero escucho música todo el rato, así que me aporta mucho valor diario), lo demás no lo necesitaba realmente y era simplemente ganas de tener juguetitos nuevos y satisfacción instantanea.
  • Marcarme un objetivo: En Agosto me marqué una meta, la cual ha ido variando según he ido acumulando ahorros, pero tener una meta me ha ayudado mucho a eliminar esos gastos que realmente no necesito y a sentirme bien con las decisiones que he ido tomando.
  • Pagarme a mí primero: Lo primero que hago cada vez que me ingresan la nómina es apartar los ahorros a una cuenta de ahorros. Como si no existiera esa cantidad. Si tuviese un ingreso estable, lo haría automáticamente para que ese dinero nunca esté en mi cuenta principal, pero como cada semana gano más o menos según las horas que trabajo, lo hago manual, ya que ahorro un porcentaje y no una cantidad fija (y bueno, mi TOC me obliga a redondear hasta el número terminado en 0 más cercano, siempre hacia arriba).

Únicamente con esas 4 claves, he conseguido más de lo que jamás habría imaginado. Sin ese cambio de mentalidad, tendría muchísimo menos ahorrado, porque habría caído en la tentación de gastar a lo loco porque «me lo merezco» ahorrando una cantidad bastante menor y, en consecuencia, extendiendo el tiempo que me tomará alcanzar mi libertad financiera.

El fin de semana pasado calculé mi patrimonio neto -Por si no sabes lo que es, simplificándolo mucho, es el valor de restar tus pasivos (cosas que te restan dinero: préstamos, hipoteca, etc.) de tus activos (cosas que te suman dinero: cuenta de ahorros, inversiones, etc.).- y me di cuenta de que, ¡por fin tengo un patrimonio neto positivo! Lo calculé desde Agosto hasta aquí e hice un pequeño gráfico para ilustrarlo. Lo puedes ver más abajo:

Como puedes ver, he sido bastante agresivo con mis ahorros, en las cuentas de Australia estoy contando la cuenta principal y la de ahorros, y en la cuenta española cuento el dinero que ingreso mensualmente para pagar el préstamo que tengo con el banco (liabilities se traduce en español como pasivos).

Aquí puedes decirme «claro, pero es que estás ganando mucho dinero y por eso has sido capaz de hacerlo tan rápido. Yo no puedo hacerlo» y tendrías razón únicamente en la parte en la que te refieres a la velocidad en la que lo he hecho, pero estarías en un tremendo error al pensar que tú no puedes hacerlo porque cobras menos o porque tengas más gastos que yo. Simplemente te tomaría algo más de tiempo, pero el proceso es el mismo y, si lo sigues disciplinadamente y sin excusas, verás los resultados mucho antes de lo que pensabas.

Si quieres un sólo consejo en el que confío al 100% para salir del hoyo financiero o para acelerar tu creación de riqueza este es: Controla tus gastos. Ya está, con eso sabrás por dónde se te escapa el dinero cada mes. Cuando veas que te has gastado sólo un euro y pico en la panadería hoy, pero resulta que te has gastado ese euro y pico todos los días, sin darte cuenta te has gastado más de 30€ ese mes en la panadería, o quizá los cafecitos a media mañana o por la tarde que te cuestan menos de 2€ pero al final del mes se montan en casi 50€ en algo que te puedes hacer en casa por mucho menos. Esta es la única manera en la que puedes saber dónde tienes el agujero por el que se te escapan tus euros por los que tan duramente has trabajado.

Y ¿sabes lo mejor de eso? Que si encuentras el agujero, y resulta que puedes recortar tus buenos 30-40€ al mes en cosas que no te aportan nada realmente importante a tu vida, puedes destinar esos 30-40€ a cosas que sí aporten cosas a tu vida, como ahorrar para tu fondo de emergencias, invertirlos, adelantar pagos en tus deudas, etc.

Como ves, controlar tus gastos te da un poder que no te imaginabas. Te devuelve el control de tu vida financiera. Quizá ahora mismo sea poca cosa, pero con el tiempo, si lo haces constantemente, irás viendo que cada mes eres capaz de reubicar un eurito más de los pasivos a los activos y ser un poco más libre cada día.

Por hoy yo ya tengo poco más que comentar. Si te ha gustado o si crees que es mejorable, por favor dímelo en los comentarios o en Facebook, que estaré encantadísimo de aclarar cualquier cosa o de que me corrijas, si crees que me equivoco en algo.

También te invito a suscribirte para que cada jueves te enteres de inmediato cuando salga un nuevo post. Estoy trabajando duro para poder aportarte más valor cada día y que mis entradas te sirvan, así que muchas gracias por leerme y nos vemos en la próxima.

¡A ser libres!

El lastre de necesitar ser productivo

Hola de nuevo, hoy vengo con una reflexión propia a la que he llegado después de estar dos semanas algo cansado por el trabajo y las horas que dedico a estudiar, leer, escuchar podcasts, etc.

Vivimos en una sociedad en la que necesitamos estar ocupados y el «no hacer nada» es inconcebible para mucha gente. Yo soy de los que siempre ha defendido el placer de no hacer nada, de pasar horas sin pensar en nada ni hacer nada productivo, porque esos momentos me recargaban la energía para seguir con mi ritmo de vida el resto del tiempo. Entiendo que a mucha gente esto le parezca una pérdida de tiempo y, frecuentemente, me lo decían mis amigos, mi familia o mis profesores.

Como ya hablé hace poco en otra entrada, nuestro subconsciente retiene las cosas que nos escuchamos de nuestro entorno y termina formando ideas que vienen de fuera. Yo, personalmente, encuentro que muchas de esas ideas externas no coinciden con mi personalidad y me provocan conflictos internos como el que te quiero contar aquí.

Desde pequeño he escuchado miles de veces que si quiero algo, tengo que trabajar duro y ser constante para lograrlo, que si todavía tengo algo pendiente, no debo parar a jugar o a ver una serie o a procrastinar. A día de hoy estoy de acuerdo con la primera parte de esta oración pero ¿qué hago cuando aquello que quiero es a largo plazo? ¿Cómo gestiono mis energías? Pues todavía estoy aprendiendo, porque estoy aprovechando todos los huecos que tengo para avanzar y darle forma al blog, para formarme en este mundo de las finanzas personales y la libertad financiera; además de gestionar mis finanzas por (casi) primera vez en mi vida y ejercitarme que, entre tú yo, tengo unos kilitos de más.

Entonces, como te imaginarás, hay momentos en los que estoy lleno de energía y escucho podcasts o audiolibros y tomo notas, creo documentos con información que creo importante e investigo, pero hay otros momentos, como estos últimos días atrás en los que estoy cansado y no encuentro la motivación. En esos momentos descanso, pero claro, descansar significa no hacer nada productivo: escuchar música en lugar de podcast mientras trabajo o ver Youtube o alguna serie simple y graciosa en lugar de investigar o escribir. Aquí es cuando me ataca el remordimiento: «debería estar escuchando el podcast», «debería estar escribiendo el post del blog», «debería haber llamado al broker» y un largo etcétera de frases que me digo a mí mismo que me hacen no desconectar y arrastrar ese cansancio día tras día.

Te dejo aquí un cuento muy interesante que me llevó a reflexionar sobre todo esto:

Hace algún tiempo, un joven llegó a un campo de leñadores buscando trabajo. Habló con el responsable y éste, al ver el aspecto y la fortaleza de aquel joven, lo aceptó sin pensárselo y le dijo que podía empezar a la mañana siguiente.
Durante su primer día en la montaña trabajó duramente y cortó muchos árboles.
El segundo día trabajó tanto como el primero, pero su producción fue la mitad del primer día.
El tercer día se propuso mejorar su producción. Desde el primer momento golpeaba el hacha con toda su furia contra los árboles. Aun así, los resultados fueron muy escasos.
Cuando el jefe se dio cuenta del bajo rendimiento del joven leñador, le preguntó:
-¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?
El joven respondió:
-Realmente, no he tenido tiempo… He estado demasiado ocupado cortando árboles
.

Así que, pienso que debemos aprender a vaguear sin remordimientos porque así es como afilamos nuestra hacha para poder seguir siendo lo más eficientes que podemos ser en los momentos que trabajemos.

Si mi reflexión te ha servido o, si crees que estoy equivocado, por favor déjame saber más abajo en los comentarios.

Nos vemos en la próxima.

¡A ser libres!

Mis errores financieros (2)

Hola a todos una semana más. Esta semana os cuento que he empezado a levantarme más temprano todas las mañanas y salir a correr. Me cuesta mucho salir de la cama por las mañanas, pero si quiero mejorar financieramente necesito empezar por las raíces que me llevaron a la situación en la que estaba hace un par de meses, y una de esas raíces es mi disciplina.

Bueno, hoy os voy a contar sobre el error que cometí y que la gran mayoría de las personas cometen a diario en el mundo, porque priorizamos cosas que, a la larga, se convierten en una lacra para nuestras finanzas: La compra de mi último coche.

En 2017 llevaba casi un año ya conduciendo un Renault Laguna del 1997 que necesitaba para ir a hacer las fotos de las bodas que me iban contratando.

File:1997 Renault Laguna RT 2.0 Front.jpg - Wikimedia Commons

Este coche era perfectamente útil. Era amplio, no tenía problemas de motor ni de transmisión, las ruedas eran prácticamente nuevas, el anterior dueño era un compañero de trabajo de mi madre, y el anterior dueño del coche era un señor mayor que no le había dado prácticamente nada de uso, por lo que el coche estaba en muy buen estado. Era gasolina y gastaba más de lo que a mí me gustaba, pero el coche estaba ya pagado. Fueron 1000€ los que pagué por él (con la ayuda de un préstamo personal de un gran amigo al que pagué en pocos meses después) y los únicos gastos que me generaba eran la gasolina y el seguro: gastos muy fáciles de anticiparme a ellos y/o reducirlos.

Pero claro, yo era supervisor en Starbucks y con las horas extras estaba ganando buen sueldo viviendo en casa de mis padres, así que salí a buscar un coche más nuevo, que consuma menos combustible y se amolde a mis necesidades de dar una imagen de tener lo que no tengo. Obviamente que esto no lo pensaba así en aquel momento, pero ¡anda que no me habría ido mejor si lo hubiese visto así!

Encontré un Ford Focus del 2012 a lo que yo creía que era un buen precio: 8600€. Mis nulas habilidades negociadoras y mi impaciencia me hicieron no reducir en nada ese precio y pedir al banco un préstamo de inmediato. Me dieron muy buenas condiciones en el préstamo, el cual pedí por valor de 9300€ para cubrir también el seguro del coche por un año (sí, pagaba muchísimo de seguro por no tener mucha experiencia conduciendo en España) y vendí el Laguna por 800€ a un amigo.

Y tal que así, en menos de 3 días ya tenía mi preciado coche. Comienza el desastre. Ahora pagaba mucho menos de gasolina, no recuerdo cifras exactas pero era casi el 50% porque ahora tenía motor diesel, pero pagaba 160€ de préstamo que antes no pagaba, así que, al final, pagaba mucho más que antes.

El argumento que utilicé para darle sentido a la compra es ¡falso! Quería ahorrar dinero en el combustible, pero al final gastaba más del doble porque ahora tenía que pagar el préstamo. ¿Véis el error ahora?

Lo utilicé dos años y medio y tuve que venderlo, porque me mudé a Australia en Febrero de 2020. En este momento, el coche tenía un desgaste hecho que no tenía anteriormente y yo no tenía dinero para arreglar todo antes de venderlo, así que sólo pude venderlo por 3500€ que no pude usar para pagar el préstamo, porque no tenía dinero para mi mudanza. Aceleramos a Mayo del mismo año, llevo casi dos meses encerrado en casa, sin poder trabajar, por culpa del Covid-19 como muchos otros, pero sí que gastaba en comida y facturas, así que ¡me quedé casi a 0 en la cuenta del banco!

En este momento no tengo dinero, no tengo coche y tengo una deuda de más de 6000€ en España. El error se hace cada día más aparente y, a día de hoy sé, gracias al libro «El millonario de la puerta de al lado«, que los millonarios no cometen estos errores de los que hablo. En el tema vehículos, un millonario promedio en los EEUU utiliza una Ford F150 de segunda mano, con dos años de antigüedad.

La conclusión que saco de esto es que los problemas y los errores en el ámbito de las finanzas que he tenido a lo largo de mi vida han sido simple y llanamente culpa de mi mala mentalidad con respecto al dinero y a mi baja autoestima y necesidad de ser aceptado por los demás.

Con esto concluyo estas publicaciones sobre mi pasado, a partir de la semana que viene vienen cositas nuevas que he ido aprendiendo y que he estado estudiando en estas últimas semanas.

Muchas gracias por leerme y ¡nos vemos la semana que viene!

Mis errores financieros (1)

Bienvenidos otra vez a mi autoanálisis semanal.

Después de contaros un poco más sobre mí la semana pasada, esta semana quiero contar algunos de los errores financieros que he cometido a lo largo de mi vida. No os preocupéis, no voy a hacer un post con TODOS ellos, sólo voy a contar los que creo que pueden afectar a un mayor número de personas, ya que son culpa de una mala programación financiera.

Error 1: Este es el más «inocente» de los tres. Se trata de una tarjeta de crédito de la que me acostumbré a echar mano: la tarjeta Pass del Carrefour. Era muy cómodo poder pagar las compras con ella y pagarlo todo a fin de mes, sobre todo, cuando ¡me daban dinero por usarla! Un 8% de todo lo gastado era devuelto en forma de un «cheque ahorro» cada tres meses. ¡Genial! Pensaba yo… Me estaban regalando dinero simplemente por hacer mis compras. Y sí, era genial, porque cada 3 meses gastaba el cheque ahorro en una compra y me «ahorraba» ese dinero. Pongo «ahorraba» entre comillas porque no lo ahorraba, sino que lo gastaba en otras cosas, así que al final, me quedaba igual que estaba.

Pero… Si te quedabas igual que estabas, ¿por qué le llamas error? Porque, si podía vivir gastando únicamente «X» cantidad de dinero, los meses que tenía «X+Y» lo lógico habría sido usar «Y» para pagar deudas o para ahorrarlo, en lugar de gastarlo. De esta manera, no me quedaría igual que estaba, sino que mi situación habría mejorado.

La solución fue pagar la un mes y dejar de usarla, comprando única y exclusivamente lo necesario. Fue un mes duro y me costó mucho trabajo, pero me liberé de esa deuda para siempre.

Error 2: Este es el que más demuestra mi mala programación financiera. Tenía un sueldo corto, por lo que compartía piso con una chica. El piso estaba una zona decente, pero era casi imposible aparcar cerca, en verano era increíblemente caluroso (incluso apagando el termo, el agua salía caliente de la ducha en verano), pero era barato (500€ más facturas entre los dos. Unos 300€ mensuales individualmente) y fuera de la temperatura en verano, era buen piso. ¿Cuál fue el error, entonces?

En la inmobiliaria me ascendieron de telemarketer a vendedor de nuevas construcciones, con un aumento de salario base y ¡las comisiones también eran mayores! No había opción de que yo aguantase a más compañer@s de piso o el calor de ese verano en ese piso, claro que no. Ya estaba «cobrando bien» ya me podía permitir vivir yo solo en un pisito más pequeño. ¿Habéis encontrado ya mi error?

Exactamente, empecé a cobrar más, por lo que tenía dos opciones: 1-Seguir viviendo igual, en el piso en el que estaba con algún/a compañero/a y ahorrar el dinero extra que me estaba entrando ahora. 2-Irme a un pisito más pequeño y pagar más, ahorrando nada y viviendo de salario en salario, como estaba antes. Mi decisión fue la 2.

Conseguí un pisito de 50m2 muy mono, en el centro de Fuengirola, cerca de todo. Era ideal, con un solarium igual de grande justo encima y lo decoré y acomodé con mi ex-pareja, estábamos muy ilusionados. Pagaba 550 con facturas incluidas (menos internet, así que unos 600€ mensuales), así que ya veis, el doble de lo que pagaba antes, pero mi salario no era el doble de lo que era en el otro piso, por lo que mi situación empeoró considerablemente. Las deudas se apilaban, le pedí prestado a mi pareja el dinero del depósito, tuve que comprar algunos muebles, una tele (Obvio, ¿cómo voy a vivir sin una smart tv de 55″?). En fin, ahora pagaba más del 50% de mi salario en alquiler y préstamos relacionados con la vivienda. A eso suma coche (este tema viene en el siguiente post), gasolina, comida, gym y tenis y tienes un gasto mensual superior al 100% de mi salario.

¿Qué hice? Dejé el piso, me fui de vuelta a casa de mis padres y vendí varias cosas. Pensaréis que con esto solucioné mis problemas y empecé a ahorrar y a prosperar económicamente. Pues no, porque ataqué a los frutos en lugar de las raíces. Sí, corté los frutos, mis gastos bajaron considerablemente y ahora ahorraba un poquito cada mes, pero también gastaba más en salir a restaurantes y de fiesta y me permitía más caprichitos. Los frutos (alquiler alto, préstamos, etc) habían sido cortados drásticamente, pero las raíces que los produjeron (mi programación financiera) seguía siendo la misma, así que me generé el mismo fallo de nuevo causando más drama en mi vida.

Seguiremos en el siguiente post con el error que más me afecta a día de hoy y que afecta a una gran mayoría de personas en el mundo.

Gracias por leerme y nos vemos pronto!

Momento bombilla encendida

Bienvenidos/as de nuevo a mi pequeño rincón de pensamientos y evolución personal.

Hoy, ya que sabéis un poco sobre mí y el camino que me ha traído hasta este momento, me gustaría contaros el momento en el que algo dentro de mí dijo ¡Basta! y decidí comprometerme a dejar de contar céntimos y mirar la cuenta del banco día sí y día también y embarcarme en el viaje hacia la libertad financiera.

Desde el 2018 comencé con una espiral de decisiones que me fueron acercando cada vez un poco más hacia la situación en la que me encontraba hace poco más de un mes, cuando me encontré lesionado e incapaz de trabajar en el que era mi trabajo en aquel entonces en el medio de los Riverlands en South Australia, Australia. Hablaré sobre estas decisiones en otra entrada más adelante, no creáis que os dejaré con la duda para siempre.

En este momento, al otro lado del mundo, en mitad de una pandemia que tiene a todo el mundo en jaque, sin dinero y sin la habilidad de seguir recolectando mandarinas para ganarme un sueldo con el que pagar mi alojamiento, transporte y comida, estuve a punto de tirar la toalla y volver a España, a casa con mis padres. Por suerte este pensamiento duró poco en esta cabeza ambiciosa y pensé que si no tenía trabajo, haría de encontrar un trabajo, mi trabajo a tiempo completo. Pasé entre 5 y 8 horas diarias mandando CVs a todas las empresas posibles a través de aplicaciones de trabajo, además de haciendo búsqueda por Facebook, Google e Instagram y llamando por teléfono a las empresas que, posiblemente, pudiesen darme trabajo.

Para no alargar mucho la historia, os cuento que conseguí trabajo en un motel en el Territorio del Norte en Australia, el Estado con menor tasa de contagios por Covid-19 del país, con un sueldo decente y sin mucho gasto en alojamiento y comida, ya que era provisto por el motel por una pequeña tasa semanal que me retiraban directamente del sueldo.

Llegué aquí, empecé a trabajar e inmediatamente me fabriqué una hoja Excel para controlar ingresos brutos y netos, gastos y ahorros. Cuando vi el potencial de ganancias y el poco gasto que tenía, tomé la decisión de ahorrar el 70-80% del salario semanal para crear un fondo para emergencias.

Pues ya estaba todo, no? Cobrar bien, ahorrar bastante y listo, en cuanto pudiese, comprar coche, viajar, darme uno u otro gusto, porque «ya me lo voy mereciendo, que vaya dos añitos llevo», no?

¡ERROR!

Hablando con mi gran amigo Nelson, quien es parte fundamental de este viaje, me estuvo comentando sobre sus planes financieros y su negocio online en el que se había embarcado hacía algún tiempo ya, y estaba dando sus frutos y me pasó un libro para que me lo leyera, bajo la advertencia «Léelo con la mente abierta, te va a chocar mucho de lo que dice», porque él sabe muy bien de mis fuertes ideales de izquierdas (los cuales conservo y os contaré, cuando me adentre un poco más en este viaje, el cómo los manejo junto a todo este cambio de paradigma con respecto al dinero y la riqueza personal). Este libro no es ni más ni menos que «Padre rico, Padre pobre», escrito por Robert Kiyosaki.

Mi mente empezó a volar; me costaba concentrarme porque estuve entre peleándome con sus ideales y fantaseando con cómo podría yo convertirme en rico. Tuve una conversación conmigo y llegué al acuerdo de dejar de juzgar, tomar las ideas y luego adaptarlas a mi forma de ver la vida, sin serme infiel a mí mismo y así hice. El libro cambió por completo mi forma de ver la vida. Pasé de ser una víctima a hacer autocrítica y fijarme en todos los errores del pasado y los que seguía cometiendo (sí, ahora ahorraba, pero seguía gastando a lo loco, ya tenía una lista en Amazon para irme comprando lujos como un móvil nuevo, unos auriculares nuevos, un ordenador…Todo esto, obviamente, al nivel de mi nuevo nivel adquisitivo, por lo que en total, había más de 5mil dólares en gastos «porque me los merezco») y ahí fue cuando me hice la promesa de cambiar mi forma de actuar con respecto al dinero y de educarme financieramente para nunca más encontrarme en la situación en la que estuve.

El momento bombilla encendida fue cuando leí que «Lo importante en la vida no es cuánto dinero ganas, sino cuánto dinero conservas». Esto me abrió los ojos. No importaría nunca el dinero que gane, porque siempre querré gastar más y, al final, siempre estaré arruinado, pero con cosas más bonitas y caras en mi posesión.

Así que, ¡manos a la obra! Toca cambiar la mentalidad y comenzar este viaje de autodisciplina y de educación financiera al que os estoy invitando a acompañarme.

Espero que, aunque sea a una persona que me lea, esto le inspire a seguir yendo tras sus sueños. Si yo puedo, puede cualquiera.