¡Feliz año nuevo! Quizá te hayas dado cuenta, entre todo el barullo de eventos, noticias y fiestas del pasado mes de diciembre, de que no publiqué nada durante todo el mes. Esto fue porque me fui de vacaciones a Melbourne a pasar la navidad con mi gran amigo Javi y desconecté al 100% de todo lo que venía haciendo durante los 3 meses y medio anteriores.
Ya estoy de vuelta, eso sí, y hoy vengo a hablar de algo sobre lo que he estado reflexionando bastante en las últimas semanas. Esto es, sobre la importancia de la disciplina, la creación de hábitos y el rol que juegan las distracciones en el camino hacia la libertad financiera, siempre desde mi punto de vista.
Esta reflexión viene después del mes que pasé en Melbourne, donde tengo todo lo que deseo al alcance de mi mano, en comparación con los meses que estuve en Tennant Creek, donde no hay prácticamente nada que hacer en términos de ocio. Ambos lugares tienen sus ventajas y desventajas en cuanto a la productividad.
En Tennant Creek no tengo distracciones, ya que mis actividades fuera del horario de trabajo son muy limitadas, lo cual me permite dedicar bastante tiempo a mis proyectos y a aprender conceptos nuevos; por lo cual puedo decir que en Tennant Creek me es muy fácil crear hábitos productivos, ya que no me hace falta ser muy disciplinado: En cambio en Melbourne, donde tengo muchas distracciones, me es más difícil crear esos hábitos ya que nunca fui muy disciplinado en este aspecto. ¡Todo es trabajarlo!
Todo eso está muy bien pero ¿cómo me hago más disciplinado? y ¿cómo puedo crear esos hábitos? Pues es más sencillo de lo que crees. Para crear un hábito tienes que tener un mínimo de disciplina para «obligarte» a hacer la actividad que quieres convertir en un hábito todos los días. Los hábitos tardan 21 días en crearse, por lo que tienes que tener en cuenta que tienes que hacer eso diariamente sin fallo durante 21 días seguidos, por lo cual, tienes que tener en cuenta un par de cosas básicas:
- Debes estar motivado/a para realizar la actividad.
- La actividad que quieras convertir en un hábito debe ser fácil de llevar a cabo. Debe requerir poco esfuerzo por tu parte para que, incluso cuando no tengas la motivación, puedas realizar esa actividad.
- Debes tener algún recordatorio de que debes realizar la actividad. La alarma en el móvil es muy útil para esto: la dejas programada y todos los días a esa hora te recordará que debes empezar con tu actividad. También puedes utilizar un hábito que ya tengas como recordatorio. Por ejemplo: lavarte los dientes, cenar, cuando vuelvas del trabajo, etc.
Te pongo un ejemplo de cómo lo hago yo. Estoy aprendiendo a meditar y quiero crear el hábito de meditar diariamente. Siguiendo las bases que te he contado más arriba, esta es la manera en la que lo estoy haciendo:
- Estoy motivado, ya que he aprendido que la meditación ayuda tanto con el estrés como con la concentración y la capacidad de aprender, entre otras cosas.
- Meditar puede parecer fácil, pero para alguien como yo, que necesita estímulos externos constantemente, es bastante complicado sentarme a meditar por 20 minutos así de golpe, por lo que descargué una app en el móvil (Atom) que me guía las meditaciones y va elevando el nivel progresivamente. El primer día fueron 2 minutos, al quinto día ya eran 6 minutos, y esos 6 minutos se sintieron más rápidos que los dos minutos del primer día. Esa cantidad de tiempo es ínfima y no cuesta nada de esfuerzo llevar la meditación a cabo.
- Tengo las notificaciones de la app para recordarme pero, además, utilizo un hábito que ya tengo: medito justo después de tomarme el café por la mañana (aunque últimamente lo estoy haciendo antes del café y me gusta más).
Como ves, es muy sencillo. Muchas veces queremos hacerlo todo de golpe, queremos resultados inmediatos, resultando en frustración y una falsa sensación de incapacidad de ser disciplinados cuando lo que estamos haciendo es quemarnos a nosotros mismos. ¿Nunca te ha pasado que vas al gimnasio o empiezas a hacer ejercicio después de un largo tiempo sin hacer nada y quieres empezar por donde lo dejaste? ¿Cómo termina saliendo eso? Pues ya te lo digo yo, que lo he hecho más de una y de dos veces: MAL. Al día siguiente te mueres de dolor con las agujetas o pasan dos o tres días y tienes que descansar porque tu cuerpo no da para más y ¡PAM! Rompiste el ciclo y tienes que volver a encontrar esa motivación para empezar de nuevo y no parar hasta haber completado los 21 días.
Pues eso es todo lo que tengo por hoy. Me alegra volver y dedicarle tiempo a este proyecto, aunque no me arrepiento de las vacaciones que me he pegado,¡que me lo pasé muy bien!
Nos vemos en la próxima entrada.
¡A ser libres!