Cómo empezar a invertir en Bolsa (1)

¡Hola, hola!

Llegó el momento, ya tengo cubierto mi fondo de emergencia y he empezado a cultivar mis ahorros y el dinero está ahí, en una cuenta de ahorros, creciendo unos míseros céntimos al mes que, aún siendo muy poco, son el inicio de unos ingresos pasivos que irán en aumento, pero ¿cuál es el siguiente paso? ¿Cómo acelerar el proceso?

Pues ahora toca que esos míseros céntimos al mes se multipliquen y empiecen a generar más y más dinero. Es hora de poner a mi dinero a trabajar para mí y la manera en la que yo (y mucha más gente) lo hice es invirtiendo en el mercado bursátil, pero antes de entrar en detalles de cómo lo voy a hacer vamos a ir paso a paso para que este proceso sea lo más sencillo posible para alguien que no lo ha hecho nunca.

El primer paso es elegir el tipo de inversión que queremos hacer. Para ello tienes que tener clara tu estrategia. ¿Quieres crear riqueza de forma pasiva y que perdure en el tiempo? ¿Quieres multiplicar tu dinero de manera rápida manejando activamente tus inversiones? Depende de lo que quieras, tendrás que hacer una cosa u otra. Hay muchas maneras de invertir tu dinero y no voy a entrar a hablar de todas ellas en esta entrada porque no viene a cuento, ya que vengo a contarte sobre la bolsa de valores.

Pero Edu… ¿Invertir en bolsa no es súper arriesgado y puedes perder todo tu dinero de un día para otro? Pues sí y no. Me explico: Hay que diferenciar riesgo y volatilidad:
Riesgo es la posibilidad de tener menos dinero que lo que invertiste al cabo de un tiempo X (Ejemplo: Inviertes 1000€ en acciones de una empresa y al cabo de 5 años la empresa quiebra y pierdes todo el dinero, o compras una casa por 130.000€ y a la hora de querer venderla ha perdido valor y ahora vale 100.000€).
Volatilidad le llamamos a la fluctuación en valor de las inversiones (Ejemplo: Compras hoy acciones de Tesla por valor a 100.000€ pero mañana a Elon Musk le da por tuitear que sus acciones están muy caras y de repente se desploman un 20% haciéndote perder 20.000€ en un día, pero la semana siguiente anuncian que van a incluir a Tesla en el fondo S&P500 y las acciones vuelven a subir por encima del valor al que las compraste, haciendo que tus inversiones valgan 130.000€ ahora). Los números no son reales, sino únicamente para ejemplificar lo que quiero decir.

Espero que los ejemplos que he dado hayan sido claros y se entiendan bien. Sin embargo, debemos entender que toda inversión conlleva riesgo, ya que siempre nos exponemos a perder dinero, ya sea a corto o largo plazo, pero no todas las inversiones son igual de volátiles (una casa no pierde valor hoy y mañana lo gana, sino que es algo que pasa en un periodo más largo).

Como he dicho más arriba, tenemos que tener claro cuál será nuestra estrategia en el mercado y ahora te voy a desarrollar un poco lo que quiero decir con esto:
Estrategias activas: Este tipo de estrategia requiere de tu atención para poder generar beneficios. Tienes que estar al tanto de los movimientos del mercado e informarte de las compañías en las que vas a invertir para poder intentar predecir lo que va a pasar con sus acciones y comprar barato para vender caro en un corto plazo de tiempo. En este grupo entran estrategias como «day trading» o «swing trading», entre otras.
Estrategias pasivas: Esta es la forma más fácil de generar riqueza en el mercado, ya que sólo necesita de tu atención al principio, cuando eliges el producto en el que vas a invertir y, quizá una vez al año para rebalancear tu cartera. La más extendida es la de «buy and hold» que significa «comprar y retener». Básicamente compras las acciones y no las vendes en un largo periodo de tiempo (20-30 años) o no las vendes nunca (hablé de ello cuando te conté sobre la regla del 4% en este post).

Personalmente yo, que soy bastante vago, prefiero que mi dinero trabaje sin que yo tenga que decirle nada, por lo cual, voy a decantarme por una estrategia pasiva invirtiendo en Fondos Indexados; por lo cual, es de esta de la que voy a hablar aquí hoy.

Una vez sabemos qué estrategia queremos, toca elegir dónde abrir nuestra cuenta de inversiones. Para esto tenemos varias opciones en España: con un banco, un broker o un robo-advisor (suena feo este último, pero viene de robot, tranqui). Puedes entrar en este enlace del blog de La Hormiga Capitalista, -que me parece de los mejores blogs de inversión que existen a día de hoy, y tenemos la suerte de que está escrito en español- donde tiene enlaces muy interesantes sobre cómo elegir tu broker y, además, un buscador de fondos indexados.

Como sabrás, si has leído mi historia, yo no resido en España actualmente y, por varios motivos, no puedo abrir una cuenta en España, así que estoy en proceso de abrir una cuenta aquí en Australia para invertir en fondos indexados (estoy teniendo problemas con unos documentos que me piden, ya mismo lo tengo resuelto y te cuento). Es por esto por lo que no te cuento más sobre mis decisiones, ya que quiero contarte cosas que he hecho o que estoy haciendo y que no creas que te estoy vendiendo la moto. Como siempre he dicho, este es mi viaje hacia la libertad financiera, y lo estoy haciendo y contando a la vez, por lo que sabrás tanto si me va bien como si no.

Por hoy es suficiente, nos vemos en la próxima. Espero poder contarte en qué he invertido, por qué y cuánto. ¡Muchas gracias por leerme!

¡A ser libres!

El lastre de necesitar ser productivo

Hola de nuevo, hoy vengo con una reflexión propia a la que he llegado después de estar dos semanas algo cansado por el trabajo y las horas que dedico a estudiar, leer, escuchar podcasts, etc.

Vivimos en una sociedad en la que necesitamos estar ocupados y el «no hacer nada» es inconcebible para mucha gente. Yo soy de los que siempre ha defendido el placer de no hacer nada, de pasar horas sin pensar en nada ni hacer nada productivo, porque esos momentos me recargaban la energía para seguir con mi ritmo de vida el resto del tiempo. Entiendo que a mucha gente esto le parezca una pérdida de tiempo y, frecuentemente, me lo decían mis amigos, mi familia o mis profesores.

Como ya hablé hace poco en otra entrada, nuestro subconsciente retiene las cosas que nos escuchamos de nuestro entorno y termina formando ideas que vienen de fuera. Yo, personalmente, encuentro que muchas de esas ideas externas no coinciden con mi personalidad y me provocan conflictos internos como el que te quiero contar aquí.

Desde pequeño he escuchado miles de veces que si quiero algo, tengo que trabajar duro y ser constante para lograrlo, que si todavía tengo algo pendiente, no debo parar a jugar o a ver una serie o a procrastinar. A día de hoy estoy de acuerdo con la primera parte de esta oración pero ¿qué hago cuando aquello que quiero es a largo plazo? ¿Cómo gestiono mis energías? Pues todavía estoy aprendiendo, porque estoy aprovechando todos los huecos que tengo para avanzar y darle forma al blog, para formarme en este mundo de las finanzas personales y la libertad financiera; además de gestionar mis finanzas por (casi) primera vez en mi vida y ejercitarme que, entre tú yo, tengo unos kilitos de más.

Entonces, como te imaginarás, hay momentos en los que estoy lleno de energía y escucho podcasts o audiolibros y tomo notas, creo documentos con información que creo importante e investigo, pero hay otros momentos, como estos últimos días atrás en los que estoy cansado y no encuentro la motivación. En esos momentos descanso, pero claro, descansar significa no hacer nada productivo: escuchar música en lugar de podcast mientras trabajo o ver Youtube o alguna serie simple y graciosa en lugar de investigar o escribir. Aquí es cuando me ataca el remordimiento: «debería estar escuchando el podcast», «debería estar escribiendo el post del blog», «debería haber llamado al broker» y un largo etcétera de frases que me digo a mí mismo que me hacen no desconectar y arrastrar ese cansancio día tras día.

Te dejo aquí un cuento muy interesante que me llevó a reflexionar sobre todo esto:

Hace algún tiempo, un joven llegó a un campo de leñadores buscando trabajo. Habló con el responsable y éste, al ver el aspecto y la fortaleza de aquel joven, lo aceptó sin pensárselo y le dijo que podía empezar a la mañana siguiente.
Durante su primer día en la montaña trabajó duramente y cortó muchos árboles.
El segundo día trabajó tanto como el primero, pero su producción fue la mitad del primer día.
El tercer día se propuso mejorar su producción. Desde el primer momento golpeaba el hacha con toda su furia contra los árboles. Aun así, los resultados fueron muy escasos.
Cuando el jefe se dio cuenta del bajo rendimiento del joven leñador, le preguntó:
-¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?
El joven respondió:
-Realmente, no he tenido tiempo… He estado demasiado ocupado cortando árboles
.

Así que, pienso que debemos aprender a vaguear sin remordimientos porque así es como afilamos nuestra hacha para poder seguir siendo lo más eficientes que podemos ser en los momentos que trabajemos.

Si mi reflexión te ha servido o, si crees que estoy equivocado, por favor déjame saber más abajo en los comentarios.

Nos vemos en la próxima.

¡A ser libres!

¿Ha sido 2020 un buen año?

¡Hola! Gracias por estar aquí de nuevo. Después de leer ese título estarás pensando: «vaya preguntita, Edu»; sin embargo la respuesta no es blanco o negro, hay un factor muy importante que inclina la balanza hacia un lado u otro y es independiente de lo que pase en el exterior. Dame un poco de margen aquí a que pueda explicarme antes de mandarme a freír espárragos.

Llevo un par de semanas pensando mucho, no sólo en las cosas que has leído en el blog, sino también en mi situación personal a día de hoy. Sí, este es un post de esos en los que te cuento un poco mi vida con la esperanza de transmitir las cosas buenas que estoy aplicando y me están funcionando.

Mi año 2020 empezó bien, mejoró mucho muy pronto y cayó de golpe junto al de todos cuando el Covid-19 nos golpeó. Enero de 2020 empezó con una resaca que para mí se queda, luego fue un mes en el que me concedieron la visa para emigrar a Australia. En un mes vendí mi coche, compré vuelos, preparé todas mis cosas y volé a reencontrarme con mi «brother from another mother», en Melbourne. Si llegué un miércoles, el mismo viernes tuve una entrevista y el lunes estaba ya haciendo algunas horas como monitor de tenis. No se me había quitado el jet lag y ¡ya estaba asentado! Bueno, eso hasta que gracias al Covid-19, me quedé 2 meses sin trabajo -¡Ouch!-.

Esos dos meses fueron duros, si te pasó a ti también, sabes a lo que me refiero. Es aquí donde entra en juego ese factor tan importante que te comenté en el primer párrafo: La mentalidad o mindset, en inglés. Las circunstancias que me tocaron vivir fueron las que fueron y yo tenía dos opciones: Pasar día tras día encerrado en la casa sintiendo pena por mí mismo convirtiéndome a mí mismo en una víctima, o tomar control de lo que me pasaba y sacar algo positivo de esta situación tan indeseable. No, no lo hice todo lo bien que podía haberlo hecho.

Decidí que si no iba a poder trabajar, por lo menos dedicaría el equivalente a una jornada laboral a buscar trabajo. En esos dos meses envié más de 200 currículums a distintos puestos de trabajo; aunque no había mucho movimiento en las contrataciones y, muchos empleadores expresaron abiertamente su posición acerca de priorizar a ciudadanos australianos antes de extranjeros además de que el gobierno invitó a los «backpackers» a volver a sus países si no tenían dinero para mantenerse sin trabajo en el país. El resultado fueron dos entrevistas de trabajo, una en una empresa donde querían explotarme por menos de 7AUD la hora, siendo el salario mínimo 19,84AUD por hora. Se salían con la suya al hacerme lo que en España es, desgraciadamente, muy común: FALSO AUTÓNOMO. Sí, en Australia también pasa. Estuve dos días hasta que me di cuenta de que todo lo que me habían dicho en la entrevista había sido mentira. La siguiente entrevista fue bien y me llevaron a «un día de prueba». Contrataron a otra persona.

Vale con la chapa, Edu. Sí ya voy, ¡ya voy! Todo esto te lo cuento porque durante esos dos meses me fui gastando mis reservas de dinero, por lo que mi estado de ánimo fue una montaña rusa llegando a pensar que mudarme a Australia había sido una mala idea, pero cuando tenía la mente serena pensaba en que en España estaría en una peor situación, porque en Melbourne nunca estuve confinado, por ejemplo.

Ahora aceleremos un poco hasta llegar a donde estoy ahora mismo. Cuando llegué al motel donde trabajo en el Territorio del Norte tenía 40AUD en el banco y bastante estrés. Aquí fue donde mi mentalidad dio un giro de 180º y comencé proactivamente a mejorar mi vida día a día. En Tennant Creek, donde vivo, no hay nada para hacer. Estoy en mitad de la nada y la verdad es que es bastante aburrido; de nuevo tengo dos opciones: ¿Paso mis días viendo series en Netflix y perdiendo el tiempo después de trabajar, o aprovecho este tiempo para cultivar y mejorar el mayor activo que tengo (mi mente)?

Como puedes ver, elegí lo segundo. Empecé a leer libros de finanzas personales, empecé a escuchar podcasts y audiolibros mientras trabajo limpiando las habitaciones en lugar de música, por las tardes seguía leyendo blogs y tomando apuntes de los podcasts y audiolibros que escuchaba. También empecé a levantarme a las 6:40 por las mañanas para ir a correr antes de trabajar (quién me ha visto y quién me ve) y comencé a escribir este blog para obligarme a no parar, ya que me he autoimpuesto un compromiso contigo, que me lees, de publicar una entrada semanal.

En los libros aprendí muchas cosas como has podido ver en las entradas publicadas hasta ahora, pero no es lo que he aprendido ni lo que tengo a día de hoy lo importante. Lo importante aquí es ese giro de 180º en mi mentalidad: ahora vivo mi vida desde la ignorancia y soy consciente de que no sé muchas cosas y estoy abierto a aprender lo que sea de quien sea mientras aporte valor a mi vida y me acerque a mi meta.

A ratos siento que estoy «perdiendo el tiempo» aquí en este pueblucho, pero rápidamente expulso ese sentimiento de mi cabeza y lo reemplazo por este otro: «Estás en Australia, estás aprendiendo mucho día tras día y estás sentando la base de tu libertad financiera». Esto trae inmediatamente una sonrisa a mi cara, porque tengo una meta definida y sé que cada paso que doy me lleva más cerca a conseguirla.

Imagina ahora que no haya tenido ese cambio de mentalidad y hubiera decidido trabajar y pasar el tiempo libre compartiendo memes en Facebook (si me tienes agregado, sabes que esto no lo he dejado, me río mucho con ellos como para parar) y viendo series de Netflix. Pues a día de hoy ni tendría el blog, ni habría definido tan al dedillo mi meta, ni sería feliz, porque no tendría la mentalidad adecuada para crear mi felicidad y estaría enfocado en los aspectos menos atractivos de esta etapa.

Imagen de Karen Castilla

Resumiendo para dejar claro lo que quiero transmitir, que siempre me voy por las ramas. La situación externa no es la que causa que seas feliz o no, el que haya una pandemia ahora mismo puede ser visto de dos formas:
1- Qué mal todo, la vida es una mierda.
2- Ahora tengo la oportunidad de mejorar como persona.

Tú decides cuál de las dos afirmaciones te vas a repetir día tras día, pero recuerda que la que repitas será la que domine tu vida de aquí en adelante, tal y como dice la parábola de los dos lobos:

El jefe de una tribu Cheerokee le habla a su nieto acerca de la vida.
Le dice:
– Una gran batalla está ocurriendo dentro de mí. Es una lucha terrible entre dos lobos. Uno de los lobos es el mal: él es el temor, la ira, el envidia, la codicia, la arrogancia, el resentimiento, la mentira, la soberbia, la culpa. El otro es el bien: él es la alegría, la paz, el amor, la esperanza, la humildad, la generosidad, la verdad, la compasión, la dulzura y la fé.

Esta misma pelea ocurre dentro de ti y dentro de cada uno de nosotros.
El niño se queda pensando en lo que le había dicho su abuelo y pasado unos segundos le pregunta:
– ¿Qué lobo ganará?
El anciano mira a su nieto fijamente y contesta:
– El que alimentas.

Entonces, respondiendo a la pregunta que he hecho en el título de la entrada: Sí, 2020 ha sido muy buen año y lo seguirá siendo, porque tengo la oportunidad, día tras día, de mejorar como persona y porque estoy persiguiendo mi sueño y sé que cada paso que estoy dando, me acerca a él.

Muchas gracias por leer hasta aquí, espero que esta entrada te haya dado algo que pensar y ojalá sea algo positivo.

¡A ser libres!

Reprograma tu cerebro

Hola de nuevo. Vaya chapa te di la semana pasada con el tema de que estamos programados para ser pobres y que los ricos están programados para ser ricos y toda esa retahila que puedes leer aquí. Hoy vengo a complementar ese post con unos trucos para eliminar la programación «pobre» de nuestro cerebro y prepararnos para sustituirla por una programación «rica». Estos trucos los aprendí en el libro «Los Secretos de la Mente Millonaria – T Harv Eker». Recuerda una cosa: tu condicionamiento actual ha determinado las acciones que has llevado a cabo hasta hoy, produciendo los resultados que tienes a día de hoy; si no estás 100% satisfecho con ello, te interesa seguir leyendo esto con la mente abierta.

Antes de entrar en faena, primero hay que entender las 3 formas primordiales en las que se nos condiciona desde niños:

  1. Condicionamiento verbal: Lo que te decían cuando eras pequeño
  2. Imitación: Lo que veías cuando eras pequeño
  3. Incidentes específicos: Lo que experimentaste cuando eras pequeño

Condicionamiento verbal
Seguro que de pequeño escuchaste cosas como:
«El dinero no crece en los árboles»
«¿Quién te crees que soy, el Banco de España?
«Los ricos son avariciosos»
«Tienes que trabajar duro para ganar dinero»
«No nos lo podemos permitir»
«No todo el mundo puede ser rico»

Todas estas afirmaciones que escuchaste cuando fuiste pequeño/a se quedaron grabadas en tu subconsciente como parte de tu programación mental y, a día de hoy, gobiernan tus finanzas. Quizá pienses «menudo flipao», pero piensa sobre ello: cuando desde pequeño se nos relaciona el dinero con emociones de estrés o preocupación y se nos afirma que quien tiene mucho dinero es avaricioso o egoísta, y crecemos con esa convicción, nuestro subconsciente no va a querer ser así, por lo que nos hará gastar nuestro dinero para tener lo que él cree que es la cantidad que una persona «buena» debe tener.

Modelado/Imitación
Cuando nacemos, no sabemos nada, tenemos ciertos instintos básicos como el reflejo de mamar, pero estos instintos básicos no son conocimientos, sino que se convierten en ellos a medida que realizamos estas acciones de manera repetitiva o vemos a otra persona hacer cosas constantemente. De esta manera podemos ver que la imitación es de las formas más básicas en las que los seres humanos aprenden y se desarrollan, ya sea la manera en la que gesticula un niño, su cultura, su idioma, su religión (o ausencia de ella), etc. Entendiendo esto -y volviendo al tema que nos atañe- podemos llegar a la conclusión de que, según los comportamientos con respecto al dinero que tuvieran nuestros padres durante nuestra infancia, será moldeado nuestro comportamiento en un futuro. Pregúntate estas cosas:
¿Eran tus padres buenos gestionando sus finanzas, o solían estar endeudados?
¿Tus padres invertían su dinero o no?
¿Solían tus padres tomar riesgos o preferían la seguridad?
¿El dinero entraba en casa de manera sencilla o era siempre un problema?

Al responderte a ti mismo estas preguntas de manera sincera, empezarás a entender ciertas cosas ya que, generalmente, en el área financiera solemos ser iguales a uno o ambos de nuestros progenitores, pero ten en cuenta que lo contrario también puede ocurrir: algunos de nosotros decidimos rebelarnos, ya sea por ira o por resentimiento. En otra entrada hablaré sobre la importancia de tener una meta positiva a la hora de empezar a crear riqueza en lugar de una negativa como puede ser la ira o el resentimiento.

Incidentes específicos
Las experiencias que tuviste durante tu infancia y adolescencia con respecto al dinero son las que dieron forma a las creencias que gobiernan tu vida financiera a día de hoy. Cosas como:
Tus padres compraron un coche nuevo financiado / compraron de segunda mano y pagado cash
Tus padres invertían el dinero y hablaban alégremente de ello
Tus padres se veían especialmente preocupados y estresados cuando llegaban las facturas

Siempre se compraban cosas buenas y caras a crédito
Cada vez que se hablaba de dinero se decían cosas negativas o positivas

Esto son únicamente ejemplos básicos para entender de lo que hablo, obviamente cada quién tuvo sus experiencias únicas a su unidad familiar.

Ya hemos visto las tres formas en las que nuestro cerebro es condicionado para pensar de una manera específica con respecto al dinero, pero no te preocupes, que también te voy a dar los trucos para cambiar esto y tomar el control de tu relación con el dinero. Primero dividiremos este proceso en 4 partes:
1- Conciencia: no puedes cambiar algo que no sabes que existe
2- Comprensión: Cuando entiendes de dónde vienen tus pensamientos, puedes reconocer que vienen de fuera de ti
3- Disociación: Cuando comprendes que esos pensamientos no son tú, puedes separarte de ellos y elegir, a partir de ahora, si quieres seguir pensando así o prefieres desarrollar tus propios pensamientos basados en quién eres hoy y quién quieres ser el día de mañana.
4-Recondicionamiento: Introduce una nueva programación en tu cerebro.

Acciones para redirigir nuestra programación verbal
1- Conciencia: Escribe, ya sea en papel o digital, todo lo que recuerdes haber escuchado sobre el dinero, la riqueza y los ricos cuando eras jóven.
2- Comprensión: Escribe cómo piensas que estas afirmaciones han afectado tu vida
3- Disociación: ¿Puedes ver que estos pensamientos representan únicamente lo que aprendiste y no quién eres?

Acciones para redirigir nuestra programación por modelado/imitación
1- Conciencia: Considera las formas de ser y los hábitos de cada uno de tus padres en cuanto al dinero y la riqueza. Escribe qué tan parecido o distinto eres a cada uno de ellos.
2- Comprensión: Escribe los efectos que este modelado ha tenido en tus finanzas
3- Disociación: ¿Puedes ver que esta froma de ser representa únicamente lo que aprendiste y no quién eres? ¿Te das cuenta de que tienes la opción, en el presente, de ser distinto?

Acciones para reprogramar nuestra programación por incidentes específicos
1- Conciencia: Intenta recordar un incidente emocional específico que experimentaste cuando eras pequeño sobre el dinero
2- Comprensión: Escribe cómo este incidente específico puede haber afectado a tus finanzas actuales
3- Disociación: ¿Puedes ver que esta froma de ser representa únicamente lo que aprendiste y no quién eres? ¿Te das cuenta de que tienes la opción, en el presente, de ser distinto?

Te habrás dado cuenta tú también de que dividí la reprogramación en 4 partes y te he dado sólo 3 acciones en cada segmento. La cuarta viene una vez hayas interiorizado esas tres y es en el punto en el que me encuentro yo ahora mismo. Este cuarto punto ha de ser una decisión personal, porque no todo el mundo tiene las mismas necesidades. Yo, por ejemplo, quiero tener un Tesla en algún punto de mi vida y una pista de tenis en mi casa, por lo que la programación que estoy instalando en mi cerebro es la de alguien que pueda permitirse tal vehículo y tal tamaño de parcela, pero si tú no necesitas tales lujos, tu programación no será igual a la mía. Hay miles de libros, blogs y podcasts que te ayudarán con esto. El libro del que he sacado la información aquí expuesta propone una programación muy interesante. Recomiendo al 100% la lectura del libro «Los secretos de la mente millonaria».

Como siempre, muchas gracias por leerme. Espero que te haya servido de algo, y si así ha sido, te agradecería mucho que me dieras tu feedback en los comentarios, en la página de Facebook o en el grupo. Nos vemos en la próxima.

¡A ser libres!

¿Nos han programado para ser pobres?


¡Hola a tod@s! Hoy vengo con información muy, muy interesante sobre qué es la programación mental y cómo esta modela nuestra relación con el dinero.

Vamos por partes, como diría Jack: La programación mental no es ni más ni menos que los conocimientos adquiridos durante nuestro desarrollo mental, especialmente durante nuestra infancia. Al nacer, somos un lienzo en blanco, una tábula rasa, como diría el filósofo inglés Locke, en la que nuestro entorno pinta y diseña nuestra forma de pensar, de relacionarnos y de actuar.

¿Por qué es importante nuestra programación mental conforme al dinero? Pensé que nunca me lo preguntarías y me alegra mucho que lo hayas hecho. La razón es bastante simple: la mayoría de las personas no tienen la capacidad interna de generar y mantener grandes cantidades de dinero y los retos que conlleva mantener ese nivel de riqueza. Un ejemplo perfecto de la diferencia de programación mental es la comparación entre las personas que ganan una gran cantidad de dinero en la lotería y los millonarios hechos a sí mismos:

  • Ganadores de lotería: El 70% de los ganadores de lotería acaban arruinados en un plazo de 5 años. Esto se debe, principalmente a su programación mental con respecto al dinero. No son capaces de mantener la riqueza, porque no están programados para ello. La profesora de Estudios de Economía y Empresa de la UOC Elisabet Ruiz ha afirmado que «si una persona ha vivido en una familia en la que nunca ha habido dinero, cuando le toque la lotería se lo gastará enseguida porque no está acostumbrada a tener estas cantidades»; por lo tanto, podemos afirmar que con una programación equivocada, no importa el dinero que ganemos, siempre volveremos al nivel financiero al que estamos acostumbrados a manejar.
  • Millonarios hechos a sí mismos: Es común leer noticias que nos dicen cosas como «La acción de Tesla cae más del 20% después de que Elon Musk dice que «está muy cara»» pero aún con esas pérdidas multimillonarias, Musk sigue siendo multibillonario y Tesla sigue creciendo. Esto es, porque la programación mental de Elon Musk es aquella de un billonario. Él está programado para generar y mantener miles de millones de dólares y manejar las operaciones de varias empresas multimillonarias (Tesla, Solar City, Space X, The Boring Company, etc). He usado a Elon como un ejemplo con mucha visibilidad, pero hay muchos más que han perdido grandes cantidades de dinero, incluso han caído en bancarrota y han vuelto a generar riqueza en relativamente poco tiempo.

Vale, Edu, muy bien, los millonarios son más listos que yo y por eso tienen dinero y yo no, ¿es eso lo que me estás diciendo? No. Ellos no son más inteligentes ni más especiales que tú. Ellos simplemente saben cosas que la mayoría de las personas no, porque no se enseñan en los colegios, institutos o universidades. La clave del éxito de los ricos no se basa en la cantidad de dinero que ganan o que tienen en el banco; se basa en su mentalidad hacia el dinero.

Decidme si os suena algo del siguiente ejemplo: Carla es parte de la clase media. Tiene un coche con sus añitos encima, que todavía funciona de maravilla, vive en un apartamento de alquiler con una compañera de piso y sale de vez en cuando a tomarse algo con sus amigas y amigos. A Carla un día, por su dedicación y buenos resultados en el trabajo, la ascienden en el trabajo y empieza a ingresar 300€ netos extra al mes. Carla, con su nueva posición y su nuevo nivel adquisitivo decide jubilar su confiable coche vendiéndolo para comprarse un nuevo Seat Ibiza con su pantallita, su cámara marcha atrás, etc. Y como tiene más efectivo, sus salidas aumentan en frecuencia de un par de veces a la semana a 3 o 4 salidas entre cenas, cafés y desayunos. Esto os tiene que sonar, aunque sea un poquito, si habéis leído mis posts anteriores porque este comportamiento lo tuve yo y lo explico en el «error 2» de esta entrada.

La programación mental de Carla, al igual que la mía en su momento, con respecto al dinero es deficiente desde el punto de vista de acumular riqueza para, en un futuro, poder ser libre financieramente. Ella está programada para aumentar gastos conforme sus ingresos aumenten; por lo tanto, no importa si le aumentan el sueldo 1000€ al mes más o si gana la lotería, ella encontrará en qué gastar el dinero para que su balance no exceda aquel que está acostumbrada a gestionar.

Nuestra situación económica actual, siendo sinceros, es el fruto que nace de nuestras raíces (programación mental). Generalmente pensamos que nuestro problema es de dinero; sin embargo no lo es. Si seguimos con la analogía de los frutos y las raíces, siendo el dinero los frutos y las raíces nuestra mentalidad y conocimientos, podemos decir que si un árbol da un fruto que no se puede comer, ya sea porque no madura, porque se pudre antes de tiempo o cualquier otra razón, podemos decir que el problema es del fruto y quitarlo del árbol creyendo así que hemos solucionado el problema, pero meses más tarde vuelve a crecer ese fruto incomestible. Y esto es, precisamente, porque lo que nutre al árbol y le da la vida son sus raíces bajo tierra. El problema está oculto; no lo vemos. Nos enfocamos en lo visible, pero tenemos que tener en cuenta que nuestro mundo visible es meramente un reflejo de nuestro mundo invisible, nuestro mundo interior.

Por tanto, podemos sacar la conclusión de que nuestros problemas NO son de dinero, sino de nuestra mentalidad y conocimientos sobre él. Si nunca nos han enseñado a crear riqueza y mantenerla, no importará la cantidad de dinero que nos pongan por delante, siempre lo gastaremos. Tenemos que fijarnos en nuestras raíces y trabajarlas, para que así nuestros frutos sean de alta calidad.

Para concluir os voy a regalar una fórmula expuesta en el libro «Los secretos de la mente millonaria» escrito por T. Harv Eker llamada «El proceso de manifestación»:

PM=P Programación Mental causa nuestro Pensamientos
P=S Pensamientos causan nuestros Sentimientos
S=A Sentimientos provocan nuestra Acción
A=R Acción genera Resultados

Esta fórmula se puede reducir a PM=R; es decir: nuestra programación mental es la que nos da los resultados que tenemos a día de hoy.

En la siguiente entrada os explicaré las formas básicas en las que somos programados y daré las acciones que podéis tomar para cambiar vuestra programación mental actual por una programación más adecuada para la creación de riqueza.

Te invito a comentar bajo esta entrada lo que opinas y si crees que me he dejado algo en el tintero, ya que hay demasiadas cosas de las que se podría hablar sobre este tema y seguramente se me haya quedado algo por contar.

Como siempre, muchísimas gracias por leerme. Hasta la próxima.

¡A ser libres!