El lastre de necesitar ser productivo

Hola de nuevo, hoy vengo con una reflexión propia a la que he llegado después de estar dos semanas algo cansado por el trabajo y las horas que dedico a estudiar, leer, escuchar podcasts, etc.

Vivimos en una sociedad en la que necesitamos estar ocupados y el «no hacer nada» es inconcebible para mucha gente. Yo soy de los que siempre ha defendido el placer de no hacer nada, de pasar horas sin pensar en nada ni hacer nada productivo, porque esos momentos me recargaban la energía para seguir con mi ritmo de vida el resto del tiempo. Entiendo que a mucha gente esto le parezca una pérdida de tiempo y, frecuentemente, me lo decían mis amigos, mi familia o mis profesores.

Como ya hablé hace poco en otra entrada, nuestro subconsciente retiene las cosas que nos escuchamos de nuestro entorno y termina formando ideas que vienen de fuera. Yo, personalmente, encuentro que muchas de esas ideas externas no coinciden con mi personalidad y me provocan conflictos internos como el que te quiero contar aquí.

Desde pequeño he escuchado miles de veces que si quiero algo, tengo que trabajar duro y ser constante para lograrlo, que si todavía tengo algo pendiente, no debo parar a jugar o a ver una serie o a procrastinar. A día de hoy estoy de acuerdo con la primera parte de esta oración pero ¿qué hago cuando aquello que quiero es a largo plazo? ¿Cómo gestiono mis energías? Pues todavía estoy aprendiendo, porque estoy aprovechando todos los huecos que tengo para avanzar y darle forma al blog, para formarme en este mundo de las finanzas personales y la libertad financiera; además de gestionar mis finanzas por (casi) primera vez en mi vida y ejercitarme que, entre tú yo, tengo unos kilitos de más.

Entonces, como te imaginarás, hay momentos en los que estoy lleno de energía y escucho podcasts o audiolibros y tomo notas, creo documentos con información que creo importante e investigo, pero hay otros momentos, como estos últimos días atrás en los que estoy cansado y no encuentro la motivación. En esos momentos descanso, pero claro, descansar significa no hacer nada productivo: escuchar música en lugar de podcast mientras trabajo o ver Youtube o alguna serie simple y graciosa en lugar de investigar o escribir. Aquí es cuando me ataca el remordimiento: «debería estar escuchando el podcast», «debería estar escribiendo el post del blog», «debería haber llamado al broker» y un largo etcétera de frases que me digo a mí mismo que me hacen no desconectar y arrastrar ese cansancio día tras día.

Te dejo aquí un cuento muy interesante que me llevó a reflexionar sobre todo esto:

Hace algún tiempo, un joven llegó a un campo de leñadores buscando trabajo. Habló con el responsable y éste, al ver el aspecto y la fortaleza de aquel joven, lo aceptó sin pensárselo y le dijo que podía empezar a la mañana siguiente.
Durante su primer día en la montaña trabajó duramente y cortó muchos árboles.
El segundo día trabajó tanto como el primero, pero su producción fue la mitad del primer día.
El tercer día se propuso mejorar su producción. Desde el primer momento golpeaba el hacha con toda su furia contra los árboles. Aun así, los resultados fueron muy escasos.
Cuando el jefe se dio cuenta del bajo rendimiento del joven leñador, le preguntó:
-¿Cuándo fue la última vez que afilaste tu hacha?
El joven respondió:
-Realmente, no he tenido tiempo… He estado demasiado ocupado cortando árboles
.

Así que, pienso que debemos aprender a vaguear sin remordimientos porque así es como afilamos nuestra hacha para poder seguir siendo lo más eficientes que podemos ser en los momentos que trabajemos.

Si mi reflexión te ha servido o, si crees que estoy equivocado, por favor déjame saber más abajo en los comentarios.

Nos vemos en la próxima.

¡A ser libres!

Conociéndome un poco más – Trabajos

Bienvenidos a una nueva entrada a este viaje de aprendizaje en el que me acabo de embarcar. Hoy os voy a contar un poco sobre quién soy y de dónde vengo, centrándome en el ámbito laboral.

A mis 28 años que tengo actualmente he pasado por muchos trabajos distintos, los cuales no tienen demasiada relación entre ellos, pero de todos ellos he aprendido cosas muy valiosas que he logrado extrapolar a otros ámbitos de mi vida.

El primer salario que cobré jamás fue haciendo lo que ha sido y es mi pasión desde los 13 años: enseñar a personas a jugar al tenis o a mejorar su juego. Fui sustituto de mis entrenadores en sus vacaciones durante varios años empezando a mis 16.

A partir de ahí ha habido una vorágine de distintos trabajos que voy a listar, porque si los describo todos, os aburrís a mitad de camino, jejeje.

  • Extra en un bar de tapas mientras estudiaba diseño gráfico
  • Camarero en Marriott
  • Camarero y ascenso a Shift Leader en Marriott
  • Shift leader en Hilton
  • Camarero en heladería
  • Coctelero en coctelería y luego gerente de otra coctelería en Mallorca
  • Fotógrafo profesional en Málaga (aunque ya hacía trabajos desde la universidad)
  • Supervisor en Starbucks
  • Monitor de tenis en el club de Manolo Santana
  • Coordinador de vuelo en Ryanair
  • Teleoperador para una inmobiliaria
  • Vendedor de nuevas construcciones en la misma inmobiliaria
  • Telemarketer para una empresa de generación de leads
  • Monitor de tenis en Melbourne
  • All rounder en un motel en Tennant Creek, Australia

La lista es larga para la corta vida laboral que he tenido hasta hoy y sí, me han dicho muchas veces eso de que ese cambio constante de trabajos me perjudicaría, que ninguna empresa querría contratar a alguien tan inestable y que salta de trabajo en trabajo. Yo lo veo distinto, yo creo que me ha ayudado a comprender los entresijos de varios sectores e industrias desde dentro, lo cual me ha hecho abrir la mente y crecer como persona.

A día de hoy agradezco haber pasado por todos y cada uno de esos trabajos, porque he aprendido de todas las experiencias. Me quedo con los buenos momentos y los aprendizajes de los no tan buenos.

El único consejo que puedo dar es que da igual la razón por la que acabe la relación laboral con quien sea, siempre tiene que ser en buenos términos. No caigáis nunca en el error de llenaros de ego y «mandar a la mierda» a ese jefe que tan mal os cae. Con el tiempo aprendé que la vida da muchas vueltas y, en este mundo, lo más importante no es lo que sabes sino a quién conoces.

¡Gracias por leer hasta aquí! Nos vemos en la siguiente entrada.